martes, 24 de marzo de 2009

Azul

Llegué a un lugar azul y me encantó el brillo que se proyectaba en todo, había diferentes tonos, muy parecido al cielo. Cuando entré y pisé aquel recinto un recuerdo me invadió como viento, se internó en mí y me trasladó a otra época. Mi vida entera se proyectaba como película en las paredes azules, con la intención de enseñarme a ser mejor.
Me sentí en una dimensión que más que azul era algo primitivo y eterno. Algo fuera de este mundo y dentro de él también. Algo me pertenecía y nada era mío. Mi existencia anterior ya no era más. Me quedé inmóvil y perpleja en este sitio azulado, sólo para sentir sin esperar nada.
Algo sutil tocó mi piel alrededor de todo mi cuerpo. Quizás una energía sobrenatural, azul y fría. Cerré los ojos y todo se transformó en índigo, hasta yo, que cianótica flotaba horizontal en aquel salón. Pero no me veía. No se puede distinguir si todo es del mismo color. Hasta que la luz blanca transformó todo lo que era azul. La pureza eterna del lugar se hizo real y ahora con otro cuerpo, en otra piel me sentí feliz.